El mundo después de Osama Bin Laden
El pasado 1 de Mayo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció al mundo que fuerzas especiales del ejército estadounidense capturaron y asesinaron a Osama Bin Laden, líder de la organización terrorista Al- Qaeda, cerca de la capital de Pakistán. ¿Qué pasará con la guerra global al terrorismo después de la muerte del responsable de los atentados a las torres gemelas en Nueva York en 2001?
En un fin de semana saturado por noticias sobre las marchas realizadas por el día del trabajo y la “boda real” del príncipe Guillermo de Inglaterra, un rumor en las redes sociales comenzó a desatar dudas a lo largo del mundo. Medios internacionales hicieron suya la noticia y comenzaron a especular sobre el rumor que se hacía cada vez más grande, ¿sería cierto que Osama Bin Laden había sido asesinado? En la noche del 1 de mayo, el presidente estadounidense Barack Obama, puso fin a la especulación en un comunicado que fue transmitido en vivo no sólo en cadena nacional sino en numerosos medios internacionales. El comunicado afirmaba que el enemigo público número uno de Estados Unidos (EUA) y occidente había sido asesinado en una operación especial llevada a cabo por los SEAL (siglas en inglés de equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos), cuerpos militares de élite de la marina estadounidense. La operación se realizó la madrugada de ese mismo día en una zona residencial de lujo en la ciudad de Abottabad, a escasos 80 kilómetros de Islamabad, la capital de Pakistán.
Osama Bin Laden fue el fundador y líder, así como el cerebro de la organización terrorista Al Qaeda, responsable de los atentados suicidas contra las torres gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 (S-11), así como de los ataques del 11 de marzo de 2004 en Madrid y el 7 de julio de 2005 en Londres. Sumando más de tres mil civiles muertos en sólo estos tres hechos.
La captura del terrorista más buscado del mundo se dio gracias a la labor realizada por las diferentes corporaciones y servicios de inteligencia estadounidenses a lo largo de más de una década, desde la creación de Al Qaeda en 1998 cuando la CIA ya lo identificaba como una amenaza a la seguridad nacional de EUA, tras haber atacado las embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania ese mismo año. El asesinato de Bin Laden supone una nueva etapa en la lucha global contra el terrorismo que el ex presidente George W. Bush y sus aliados comenzaron hace diez años, con el objetivo principal de destruir la red de Al Qaeda y capturar a Osama Bin Laden. Ahora, sin el líder y cerebro operativo de esta organización, surgen innumerables preguntas sobre qué sigue y qué significa la muerte de este terrorista. Sin el enemigo número uno que ha guiado la política de seguridad de EUA desde 2001 ¿Cuál será la nueva prioridad de los estadounidenses y el mundo occidental? ¿Qué estrategia seguirán para combatir a esta organización y su nuevo líder interino, el egipcio Saif al-Adel y los posibles nuevos ataques?
Guerra global contra el terrorismo
Criticada desde el momento en que el ex presidente de EUA, George W. Bush, decidió unilateralmente atacar Afganistán en respuesta a los actos terroristas del S-11, la llamada guerra global contra el terrorismo pareciera alcanzar su fin, pero ¿es realmente Al Qaeda el único enemigo de EUA en este contexto? La respuesta es no. También están los fantasmas, resultado de esta guerra.
La manera en que EUA ha llevado a cabo su estrategia contra el terrorismo, brincando a las autoridades internacionales, actuando siempre de forma unilateral y la misma manera en que han asesinado a Osama Bin Laden en territorio pakistaní sin que el gobierno de aquél país tuviera conocimiento del operativo, ha levantado un debate internacional cuestionando sus tácticas. Danilo Zolo, un reconocido sociólogo italiano, en su ensayo Las razones detrás del terrorismo, critica que “las estrategias del terrorismo en sus diferentes formas, asemejan cada vez más a una guerra civil global, mientras la guerra global de los países occidentales ha tomado características del terrorismo”. Sólo basta recordar el uso de armas prohibidas como el napalm en 2004 contra la población civil en Irak, o las ya bien conocidas prácticas de tortura en el centro de detención en Guantánamo.
El terrorismo es una de las amenazas más visibles para los regímenes democráticos en todo el mundo y es también un fenómeno muy complejo e incluso difícil de definir. La doctrina internacionalista, según Zolo, considera que el terrorismo es caracterizado por “el uso indiscriminado de la violencia contra una población civil, con el propósito de esparcir pánico y presionar a un gobierno o alguna autoridad política internacional, siempre con motivos ideológicos o políticos detrás de ellos.” Esto es tan ambiguo, que dependiendo desde dónde se mire a los actores involucrados en un acto de este tipo se puede decir que sus acciones están encaminadas a emprender una lucha patriótica por la liberación de su gente, o bien, que lo que hacen son actos terroristas.
Momento clave
La captura y asesinato del hombre más buscado por EUA desde hace más de una década no podría haber ocurrido en un momento más oportuno para el presidente Barack Obama. Cuando sus niveles de popularidad tocaban los índices más bajos de todo su periodo, sus aspiraciones de ser reelegido han tomado un nuevo impulso derivado de este hecho. Sin embargo, todavía falta mucho tiempo para las elecciones de noviembre de 2012 y aún necesita revertir las críticas negativas de su trabajo al interior del país. Con la muerte del líder de Al Qaeda, una importante conquista para la política global estadounidense, Obama no solo ha devuelto la esperanza y optimismo al pueblo norteamericano, sino que ha demostrado que es un jefe de Estado capaz de tomar decisiones difíciles y resuelto a hacer frente a cualquier amenaza. «Hemos demostrado que no hay nada que no podamos conseguir como nación» afirmó el presidente al siguiente día del anuncio.
Lo que viene
Como la secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó tras que se confirmara la noticia: «la guerra contra Al Qaeda y su sindicato del terror no ha finalizado». Y es que a pesar de ser una victoria importante, la muerte de Bin Laden no significa el fin del terrorismo global, sólo el debilitamiento, tal vez momentáneo, de Al Qaeda. Sin embargo, mientras EUA y occidente no realicen cambios estructurales en sus políticas de ayuda al Medio Oriente y el mundo en desarrollo, seguirá existiendo combustible para que el terrorismo se organice, sume simpatizantes y actúe. Se ha hablado en los últimos días de la conformación de un paquete por parte del G-8, el grupo de naciones más poderosas del mundo, con el que otorgarán asistencia económica y política al mundo árabe, especialmente en Egipto, Túnez y Libia, para el fortalecimiento de sus democracias, lo que se compara con la reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial. Quizás EUA finalmente aprenderá la lección de no “invadir y correr”.
Esta victoria también crea un momento estratégico para Barack Obama en su intento por renovar y fortalecer la desgastada relación trasatlántica entre EUA y la Unión Europea, clave para la estabilidad de todo el hemisferio occidental. A través del fortalecimiento de su relación especial con el Reino Unido y el apoyo clave de Polonia, República Checa, Alemania, Francia y España, buscará renovar la hegemonía de occidente y reforzar y coordinar las estrategias de seguridad ante las amenazas terroristas. La clave será que está relación propicie una manera más colectiva e incluyente de resolver los problemas que alimentan a las organizaciones terroristas para frenar, finalmente, la espiral de violencia que se vive a nivel global desde hace casi una década.
Publicación en Impreso
Número de Edición: 110
Autores: Juan Ignacio Pérez Pereda
Sección de Impreso: Reflejo internacional