Semilla de la palabra para el 25 de mayo de 2014
Hoja Dominical La Semilla de la Palabra. Para el domingo 25 de Mayo de 2013...
Información acerca de la Diócesis de Ciudad Guzmán.
Hoja Dominical La Semilla de la Palabra. Para el domingo 25 de Mayo de 2013...
Nos hemos reunido para celebrar la Resurrección de Jesús, como cada domingo. Nos encontramos con Jesús para vivir algo parecido a lo que escuchamos en el texto del Evangelio. Nada más que Él y sus discípulos estaban en la Última Cena; era la noche de la Pasión, la noche de la despedida. Por eso les pidió que no perdieran la paz y que creyeran en Él. Pero, antes de separarse, les habló de la casa de su Padre, de prepararles un lugar y del camino para llegar allá.
Hoja Dominical La Semilla de la Palabra. Para el domingo 18 de Mayo de 2013...
Hoy celebramos el domingo del Buen Pastor; de ahí que los textos bíblicos nos hablan de Jesús, el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas. En este día se vive en la Iglesia la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y nos unimos a esta intención, pidiendo al Señor que no falten las vocaciones para la misión. A propósito de que acabamos de celebrar el Día de las Madres, podemos descubrir en ellas la presencia de Jesús, el Pastor por excelencia.
Hoja Dominical La Semilla de la Palabra. Para el domingo 11 de Mayo de 2013...
Estamos reunidos para celebrar el Misterio Pascual de Cristo, como hacemos cada ocho días. Hoy nos encontramos con Jesús que se une a nuestro caminar, nos habla, nos hace arder el corazón, se queda entre nosotros, nos parte el Pan, nos abre los ojos y nos hace ponernos en camino para ir a la misión; es decir, estamos viviendo de nuevo la experiencia de Emaús que nos narra el texto del Evangelio. Esto es algo que necesitamos actualizarlo todos los días.
Hoja Dominical La Semilla de la Palabra. Para el domingo 04 de Mayo de 2013...
Nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía como cada domingo. Jesús resucitado está en medio de nosotros y se lo agradecemos a Dios nuestro Padre. Él nos llena de paz, nos renueva su Espíritu y nos envía a la misión, como hizo con sus discípulos el mismo día de la Resurrección. La misión exige dos cosas: una, el encuentro con Jesús; la otra, el testimonio personal y comunitario. De los primeros cristianos, el libro de los Hechos nos dice que eran constantes.
La Cuaresma la vivimos como tiempo de preparación para la Pascua. La oración, la meditación de la Palabra de Dios, el ayuno, la solidaridad, la conversión, nos dispusieron para celebrar la Resurrección de Jesús, acontecimiento que nos ha convocado desde anoche. Hoy, domingo de Pascua, los textos bíblicos nos ayudan a ver el sentido de la Resurrección para los discípulos de Jesús y a aclarar que si nos encontramos con el Resucitado es para ser sus testigos.
Ha resonado nuevamente la mayor Buena Nueva de toda la historia: ¡el crucificado ha resucitado! Este es el centro de la Historia de la Salvación, sintetizada en los textos bíblicos que acabamos de escuchar. Junto con el anuncio de la Resurrección de Jesús, el ángel les pidió a María Magdalena y la otra María que fueran a comunicarles a los demás discípulos esa noticia y que lo verían en Galilea. Jesús también les pidió que les dijeran de ir a Galilea para encontrarse con Él.
Con el rezo del Vía crucis hoy por la mañana y esta celebración de la Palabra, acompañamos a Jesús en su Pasión, que terminó con su muerte y sepultura. Jesús murió, quedó desfigurado como se expresa el profeta Isaías del Siervo de Dios. Con su Pasión y Muerte se unió totalmente a los humanos, pues asumió nuestra condición. Con su Pasión y Muerte vivió la obediencia a su Padre hasta el final, como afirma la Carta a los Hebreos. Así lo contemplamos en esta tarde.
Textos: Ex 12, 1-8. 11-14; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15.
Nos hemos reunido para celebrar la Misa de la Cena del Señor. Esta fue la Última Cena de Jesús con sus discípulos antes de morir crucificado. Con esta celebración iniciamos el Triduo Pascual, que pasa por la muerte de Jesús y culmina con el festejo gozoso de su Resurrección. Cuando estaban en la cena pascual, Judas Iscariote ya tenía en su cabeza la idea de entregar a Jesús, como dice san Juan; mientras tanto, curiosamente Jesús tenía la idea de entregarse.