Homilía para el Domingo de Ramos 2016
El signo más grande de la misericordia de Dios
PROCESIÓN: Con nuestras palmas acompañamos a Jesús este domingo en su entrada triunfal a Jerusalén. Nos unimos a aquella multitud de discípulos descrita en el texto del Evangelio, que lo bendecía como el rey que venía en el nombre del Señor. Este es un gesto doble: por una parte, alabamos a Dios por su misericordia mostrada en su Hijo Jesús; por otra, expresamos nuestro deseo de seguir a Jesús hasta la cruz, con la que aparentemente quedaba derrotado.