4 mil millones para infraestructura vial
Por: Liliana García Rosales. El Presidente Enrique Peña Nieto informó sobre una ampliación a la...
Es una especie de portada. Contiene referencias y ligas del contenido de las demás secciones. Sólo informaciones pequeñas estarán completas, el resto serán llamados. También es un tablero de avisos.
Por: Liliana García Rosales. El Presidente Enrique Peña Nieto informó sobre una ampliación a la...
Textos: Ex 32, 7-11. 13-14; 1 Tim 1, 12-17; Lc 15, 1-32.
Dios es Padre y Madre misericordioso. Así lo describió Jesús cuando fariseos y escribas lo criticaron porque permitía que publicanos y pecadores se le acercaran. Esto era prácticamente imposible para los escribas y fariseos, que se sentían puros y buenos y no querían contaminarse por el contacto con personas consideradas pecadoras. A Jesús le interesaba dar a conocer a Dios, su Padre, como una persona misericordiosa que busca a los pecadores para perdonarlos.
Textos: Sb 9, 13-19; Flm 9-10. 12-17; Lc 14, 25-33.
Jesús iba de camino hacia Jerusalén. Su camino pasaría por la experiencia de la Cruz. De repente, como nos narra san Lucas, se dirigió a sus discípulos y les aclaró las condiciones para seguirlo. En esa experiencia de seguimiento, el más importante es Jesús. Todo lo demás: la familia, el dinero y los bienes materiales, incluso la propia persona, pasan a segundo término. Es importante que también nosotros lo tengamos en cuenta para prepararnos a recibir hoy la Comunión.
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Textos: Eclo 3, 19-21. 30-31; Hb 12, 18-19. 22-24; Lc 14, 1. 7-14.
A propósito de lo que vio en la casa de un jefe de fariseos, a donde había ido a comer, Jesús da una gran enseñanza, la cual no debemos ignorar sino integrarla a nuestro modo de ubicarnos en la vida. Captó que los demás invitados al banquete escogían los lugares de honor. Jesús pide, por una parte, que no busquemos los primeros lugares o los puestos de honor; y, por otra, que aprendamos a humillarnos, a buscar el último lugar, a ubicarnos como los últimos.
Textos: Is 66, 18-21; Hb 12, 5-7. 11-13; Lc 13, 22-30.
Jesús iba hacia Jerusalén. Se dirigía al encuentro de la cruz. En ese camino le preguntaron sobre la salvación: si era cierto que pocos la alcanzaban. Jesús no respondió si sí o si no. Más bien hizo una invitación, que no es solo para quienes lo escuchaban en aquella ocasión sino para los discípulos y discípulas de todos los tiempos; es para quienes quieran salvarse. Jesús invita a entrar por la puerta, pero aclara que esa puerta es angosta; y dice que hay que esforzarse.
Textos: Jr 38, 4-6. 8-10; Hb 12, 1-4; Lc 12, 49-53.
En el texto del Evangelio que escuchamos, Jesús dice que no vino a traer la paz sino la división. Y señala lo que sucederá incluso a lo interno de las familias. Esta división anunciada por Jesús es consecuencia de su misión y no su proyecto de vida. Él no quiere que las personas vivamos en guerra, en conflictos y desavenencias. Reflexionar sobre esto que Jesús dice nos ayuda a revisar nuestras opciones como discípulos suyos y nos prepara para la Comunión sacramental.
Textos: Sb 18, 6-9; Hb 11, 1-2. 8-19; Lc 12, 32-48.
En el texto del Evangelio Jesús invita a sus discípulos y discípulas a vivir la confianza. Cuando una persona le dice a otra: “no temas”, le provoca seguridad, confianza, tranquilidad. Y si esta expresión va acompañada de otras palabras como: “aquí estoy”, “estoy contigo”, “no pasa nada”, entonces la persona que las escucha se siente respaldada, sobre todo si está en un peligro, un problema o una dificultad. Así nos dice Jesús hoy, pero lo hace en relación al Reino de Dios.
Textos: Ecl 1, 2; 2, 21-23; Col 13, 1-5. 9-11; Lc 12, 13-21.
En este domingo la Palabra de Dios nos ayuda a pensar en una de las mayores tentaciones en la vida humana: la avaricia. Es la tentación por acumular, por atesorar, por tener más y más… y más. El tener da poder y el poder hace a la persona sentirse grande, pasar por encima de los demás, abajarlos. Jesús nos previene sobre esta actitud. Lo hace a propósito de la queja que una persona le dio de que su hermano no quería compartir la herencia con él.
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Textos: Gn 18, 20-32; Col 2, 12-14; Lc 11, 1-13.
San Lucas nos presenta a Jesús haciendo oración. Esta fue una de las características de Jesús en el desempeño de su misión. En los Evangelios frecuentemente aparece orando al Padre. Lo hacía de tal manera que sus discípulos no se aguantaron y le pidieron que los enseñara a orar. Jesús inmediatamente les dijo lo que tenían que decir a Dios y cómo debía ser su manera de orar, para identificarse con Él. Esto nos invita a reflexionar sobre nuestra experiencia de oración.
Textos: Gn 18, 1-10; Col 1, 24-28; Lc 10, 38-42.
Estamos reunidos para celebrar la Eucaristía en el Día del Señor. Jesús viene a visitarnos, como a María y Marta, hermanas de Lázaro, sus amigos. En los textos bíblicos que se han proclamado Dios nos invita a escuchar su Palabra. Abraham escuchó a Dios, le dedicó tiempo cuando lo visitó en esas tres personas; Pablo lo escuchaba en su vida y luego anunciaba a los demás el Evangelio. María, cuando Jesús estuvo en su casa, también le dedicó su tiempo para escucharlo.