Un día sin periodistas

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Por Rosa Eugenia García Gómez

Las ausencias son potentes porque son recordatorio de una existencia en cuyo lugar, en ese momento de actualidad, hay nada. La fuerza del reconocimiento entonces toma un papel preponderante en el imaginario social que da lugar a la reflexión del presente en relación con una situación hasta hace poco interpretada como la normalidad de la presencia.

Es por eso que en los últimos años se han dado movimientos sociales para acentuar la importancia de la participación activa de sectores vulnerables por su relación con la construcción androcentrista y heteronormativa de las estructuras culturales, políticas, económicas y sociales de los estados.

En ese contexto en los últimos tres años se dio el “un día sin nosotras” el 9 de marzo para hacer evidente la fuerza laboral, intelectual, educativa y de impulso de las mujeres en cualquier espacio productivo.

Tales movimientos, aunque con un enfoque diferente, también han servido para la concientización de prácticas que inciden en la salud como el de un día sin fumar. O bien para la incidencia focalizada en un sector económico como un día sin auto, con las afectaciones consecuentes para los productores de combustibles

Las ausencias también han servido para evidenciar elementos de discriminación, como el filme Un día sin mexicanos (Arau, 2004), con la consecuente crítica a la sociedad estadounidense dependiente en muchos sentidos de la fuerza laboral de los connacionales que han migrado y fortalecido los sectores productivos y de servicios de aquél país

Pero ¿qué pasaría de darse periodo de tiempo sin periodistas?, horas o un par de días sin noticieros, sin cobertura de eventos de ningún tipo, sin ruedas de prensa. Habría un silencio, que para muchos poderosos cuyo único ápice de freno a sus ímpetus de constante influencia en la realidad nacional e internacional es la acción de periodistas críticos, sería un solaz espacio de imposiciones y de acciones abusivas sin contrapeso alguno.

La ausencia de periodistas también sería signo de debilidad democrática, porque es la acción informativa la que da elementos para tomar decisiones en torno a temas de impacto para sectores significativos de la población. Ante la ausencia de información veraz, oportuna, certera, en formatos adecuados y respetuosos del lenguaje y de las ideas de inclusión y diversidad, lo que se abriría paso son los rumores, el ruido que enrarece el entendimiento de la realidad, y prevalecería la desinformación, sinónimo de falsedad.

Pronto se abrirían paso los oportunistas para establecer su versión de la realidad, tendenciosa y vendida con el mejor postor ante la ausencia de la ética que no le permite al ser humano actuar en perjuicio de los demás, y la conciencia deontológica del periodista, que ante el reconocimiento personal, de su debilidad y tendencia propia de la subjetividad humana, busca constantemente la verdad, esa que es cambiante conforme se alimenta de datos y actualizaciones y por lo tanto se debe conocer para satisfacer la necesidad que cada cual tiene de saber para hacer, para decidir, para continuar.

Rosa Eugenia García Gómez

 

 

 

 

 

 

Coordinadora de la Licenciatura de Periodismo en el Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara.

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