Totolos para el Güero
Por: José Luis Ruiz Baltazar
Hoy se llama San Sebastián del Sur, Jalisco, pero antes se nombró Cuauoteponahuastitlán, es un lugar donde el 20 de enero hay “una fiesta muy grande”, según palabras de don Eligio Callela Cruz, habitante de esa población.
Esta fiesta grande y tradicional es una devoción muy antigua en honor de san Sebastián Mártir. Ramón Rojas Chávez escribió en su libro “Desde puertas adentro” que el 15 de enero de 1791, la capilla de san Sebastián fue elevada a la categoría de Ayuda de Parroquia y que “seguramente ya se festejaba a san Sebastián mártir”.
El mismo autor agrega que en 1861, el padre Rafael Silva regaló una imagen de san Sebastián Mártir que fue entregada al señor Anastasio Guzmán, con el compromiso de que la prestara a la gente del pueblo que quisiera festejarla. Al principio, Anastasio cumplió con su promesa pero llegó el día en que dijo: “ya no hay santo prestado” y lo arrinconó en su casa.
Cuenta una leyenda que un día se le apareció a Anastasio un jinete en un caballo blanco que vestía como san Sebastián y que le dijo: “no soy ningún presidiario para estar encarcelado” y le dio unos pechazos con su caballo. Don Anastasio se enfermó. Del susto y ya recuperado él mismo reinició la festividad a san Sebastián.
Este fervor con que el pueblo de san Sebastián venera al “güero o güerito”, como cariñosamente nombran a san Sebastián, participan los Tololos y las Coloradas, los danzantes que al bailar hacen reverencia.
Los Tololos y las Coloradas son una danza que acompaña a san Sebastián, antes y durante su fiesta. Rojas Chávez relata que “La danza de los Tololos y Coloradas, escenifica la lucha entre cristianos y moros, simulan combates que representan la lucha entre el bien y el mal. Durante la época colonial, hubo una asociación de moros y cristianos entre España e Italia de san Sebastián Mártir y sus guardias romanas”.
Los Tololos y las Coloradas acompañan a la imagen de san Sebastián desde el reparto de décimas, hasta su novenario que se celebra del 11 al 20 de enero. Hay otras fechas en donde también participa esta danza, como el 6 de enero donde se solicita licencia al sacerdote encargado de la parroquia y al presidente municipal, para hacerle la fiesta.
En cada participación mantienen siempre la siguiente formación: capitanes al frente de las cuadrillas, acompañados de sus padrinos o madrinas, el cristiano a la derecha y el moro a la izquierda, seguidos de los Tololos encabezados por los punteros y una chirimía. En la otra fila, las Coloradas encabezadas por las madrinas. Enseguida, custodiado y vigilado por las capitanas, va la imagen de san Sebastián peregrino, con otra chirimía y toda la comitiva coordinada por los tlayacanquis de los cargueros.
Indumentaria de Tololos y coloradas
Los Tololos vestían calzón y camisa de manta blanca, ceñidor rojo, huaraches, chaqueta corta, en lugar de la gabardina que llevan ahora. Paliacate rojo cubriendo la nariz y boca, otro en la frente y cabeza. Un atavío que cubre la cabeza con caída hasta la espalda en remedo al turbante moro. Cachucha blanca con una mota roja que identifica a los cristianos o con una media luna roja que identifica a los moros y un farol en la mano.
Las Coloradas usan falda negra larga, plegada o con pastelones, con ribetes blanco y rojo, arriba de la bastilla y ceñidor rojo a la cintura. Blusa de manga corta con gran escote sobre, una camisa blanca de manga larga. Rebozo terciado a manera de banda. Cruz-paño rojo esquinado y terciado en el otro hombro. Sombrero de palma cubierto con paños rojos. Botellita de ponche en la mano; originalmente era un bule con agua, hoy se utilizan bebidas embotelladas.
María del Rosario Cano Munguía es madrina de san Sebastián desde hace doce años, cargo que heredó de su tío Francisco y de su papá Faustino Cano, que fue padrino durante 45 años: “El trabajo como madrina es durante todo el año, pero Dios nos da la fuerza para hacerlo con gusto”, finalizó María del Rosario.