Solidaridad familiar ante la carestía del regreso a clases

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Ante la enorme cantidad de gastos y responsabilidades que implica el regreso a clases, aparece una idea del escritor griego Homero: “Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”.

Una de las preocupaciones más sentidas dentro de las familias mexicanas en esta época del año, es el retorno a clases de los hijos. Este acontecimiento implica un desembolso económico muy fuerte debido a los altos costos de los materiales, uniformes, zapatos y un sin fin de artículos que requiere la actividad escolar. Con el paso del ciclo es evidente que algunos de esos artículos resultan no ser tan indispensables.`

El gasto anual en promedio por material escolar asciende a alrededor de 300 pesos por alumno, aunque dependerá del grado escolar al que asista. Este dinero no incluye el costo de los uniformes, zapatos, mochilas, libros, materiales adicionales y cuotas de inscripción. Para las familias la situación se vuelve más compleja si se tienen más de dos hijos estudiando o estudian en diferentes niveles.

Para orientar la economía familiar, cada año la Secretaría de Educación Pública (SEP) en su sitio de internet oficial publica la lista de materiales y útiles escolares autorizados para el ciclo escolar por venir en los niveles de preescolar, primaria y secundaria; también pueden solicitarse en las escuelas donde estudian los pequeños y normalmente se publica en diversos medios informativos. Saber qué necesitan los estudiantes, es una forma de evitar gastos innecesarios. Resulta fundamental recordar que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) publica e indica los costos aproximados de los materiales con el fin de evitar abusos en los precios.

Para enfrentar el regreso a clases es necesario tomar conciencia en familia y organizar los gastos con anticipación. Es fundamental integrar a los hijos para hacerlos conscientes de lo que cuestan los materiales que usarán en la escuela y la responsabilidad en el cuidado de los útiles escolares y los elementos de uso personal.

Organizarse en familia

Ir a la escuela es un proceso de formación que requiere enormes trabajos de la familia. Para que este esfuerzo rinda frutos y no se afecte tanto el bolsillo de los padres, vale la pena realizar algunas acciones. Por ejemplo, antes de hacer cualquier gasto es necesario hacer una revisión de los útiles escolares que ya se tienen en casa y que puedan tener vida entre los miembros de la familia como libros, cuadernos a medio uso, colores, calculadoras, mochilas, zapatos, tenis, uniformes. Lo importante es que siempre existen materiales que se encuentran en buen estado y que pueden reutilizarse.

Esta revisión es una oportunidad de convivir en familia y enseñar a los hijos la importancia de reutilizar materiales en buen estado, lo importantes es darle vida nueva a esos elementos, contribuyendo a la economía familiar y al medio ambiente.

Una idea sencilla es enseñar a los niños a hacer libretas nuevas con los diseños favoritos de los niños, a partir de juntar hojas de cuadernos viejos; es un buen momento para aprovechar la actividad y hablar a los hijos de la importancia de cuidar y reciclar sus materiales para ayudar a frenar el deterioro del planeta.

Otra acción es revisar zapatos que puedan ser reutilizados, es más económico que comprar nuevos, llevarlos con el zapatero con periodicidad puede darles vida útil por más tiempo. En el mismo sentido vale la pena cuidar uniformes y enseñar a los niños a remendarlos, eso permite que le tengan amor y cuidado a sus cosas.

Una recomendación que hacen las mamás expertas es hacer un guardadito de aquellas cosas que aun estén en buen estado, por ejemplo los colores que sobran al final de un curso, pueden guardarse en un frasco y tenerlos como reserva para utilizarlos en casa para hacer las tareas.

Cuando ya esté organizado y sepa que es lo que debe adquirir, consulte primero la lista oficial de materiales, y luego haga una comparación de precios, lo que permitirá seleccionar el lugar más idóneo, e incluso les permitirá negociar materiales en un futuro, buscando un proveedor específico que les brinde precio y calidad. Compre por mayoreo, esto permite adquirir mejores precios y calidad.

Siempre compre en lugares establecidos, pues los materiales tendrán mejor calidad y seguridad, además de que pueden solicitar notas comprobatorias de los consumos, e incluso poder reclamar en caso de que algún material no cumpla con los requisitos establecidos.

Otra opción que permite disminuir los costos es organizarse en grupo para realizar las compras, puede hacerlo con la familia, vecinos, madres de familia de la escuela donde están los niños; un grupo nutrido permite buscar diferentes opciones y mejores precios. Cuando se haya organizado en grupo tendrá conocimiento de lo que necesita y de algunos materiales, uniformes o zapatos que quizá ya no le sean útiles; entonces puede ofrecerlos e intercambiarlos en el grupo mismo.

Una opción es el intercambio, por ejemplo de un pantalón por una camisa, o por un suéter, o también es intercambiarlo por un precio simbólico, con el fin de lo que se obtenga en dinero será para comprar materiales o útiles específicos. La finalidad es apoyarse solidariamente.

También está la opción de que como grupo organizado se encuentran mejores precios y opciones en compras al mayoreo, e incluso se puede negociar para compras exclusivas de materiales a precios más económicos.

Buscar el apoyo y la solidaridad en tiempos difíciles es un ejemplo que arrastra a los hijos a ser mejores personas, a preocuparse por sus padres, familias, compañeros y sociedad; pues forma hombres responsables de su futuro y del de la nación.

La Comunidad Solidaria.

Es un grupo de personas que vive y contagia a vivir en solidaridad es decir en enfrentar unidos necesidades comunes, la organización abre espacios sociales para el mejoramiento de las personas, de los barrios y pueblos en sí mismos. Vivir en solidaridad social inclina a los hombres unos a otros, lo que permite generar ambientes cooperativos en las colonias.

Organizarse en comunidades solidarias no es tan complejo como se podría pensar, basta con voluntad, cooperación y acuerdos para llevar a cabo fines específicos; como organizarse en el barrio para establecer redes de apoyo social, fomentar la seguridad, la educación, actividades recreativas, prevención del delito y delincuencia, e incluso para crear opciones o fuentes de trabajo, conservación de recursos y del medio ambiente. Un claro ejemplo se ve en las comunidades de barrios, que no sólo son apoyo moral sino también económico entre los vecinos.

El primer paso para organizarse es identificar qué problemas o necesidades se tienen en el barrio y se quieren resolver. Para que la acción sea eficaz la causa tiene que estar muy bien definida. Puede ser desde limpiar una plaza, colocar cestos para la basura, pintar la escuela u organizarse para mejorar la economía familiar en este regreso a clases.

Hay que invitar a los vecinos, familiares y aquellos que se vean necesitados o afectados por la situación, con el fin de difundir ideas y comenzar a organizarse. No tener temor, vergüenza o flojera de involucrarse, ya que muchas acciones que son prevenibles no se resuelven porque no nos interesamos por los demás, ahora le toca al ciudadano actuar, es momento de moverse en beneficio de los hijos.

Una vez que se haya sumado gente a la iniciativa deberán definir los objetivos generales, concebir ideas para actuar, organizar responsabilidades y establecer normas, ya que esto da seguridad y estabilidad a los miembros. Por ejemplo organizar un bazar para intercambiar productos para este regreso a clases, o recolectar entre los vecinos materiales en desuso y venderlos en precio simbólico.

Hay que seguir con la organización de reuniones para mantenerse en contacto y no sea sólo para esta actividad, esto permitirá generar más ideas y proponer soluciones. Si se llevan a cabo actividades en donde se involucre dinero siempre es necesario destinar a alguien de confianza que lleve un registro formal de los gastos y acciones del grupo, ya que el manejo del dinero puede implicar situaciones incómodas.

Da a conocer tu proyecto, existen distintas formas de hacerlo, pero el mejor método dependerá de cuál sea el objetivo: por correo electrónico, carta, organizar charlas en público, carteles y folletos o apelar a los medios de comunicación locales, esto permite mejores contactos con autoridades, empresas, organizaciones similares que pueden ser apoyos y orientadores para solucionar problemas o necesidades.

Ante una actividad tan demandante, la solidaridad y el trabajo en común puede reducir la carga. El apoyo mutuo resuelve muchas problemáticas que se hacen más grandes cuando se afrontan en solitario. Como alguna vez lo dijo Juan Pablo II: “La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos”.

Publicación en Impreso

Edición: 120
Sección: Remedios de mi Pueblo
Autor: Ruth y Mónica Barragán

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