Mujica y el tiempo

Rosa Eugenia García Gómez

“Sabia virtud de conocer el tiempo” escribió el poeta popular Renato Leduc, donde reflexiona acerca de la importancia de aprovechar ese recurso tan inasible, etéreo, pero indispensable que es la oportunidad de llevar a cabo lo que necesitamos para estar vigentes en la vida.

Un ejemplo de persona que ha sabido aprovechar el tiempo es José Mujica, el expresidente uruguayo que justo esta semana anunció que a sus 85 años dejaba su escaño del Senado de aquél país, “… me está echando la pandemia”, dijo a la par que en su muy particular estilo daba una lección de buen ejercicio político: “Ser senador significa hablar con gente y andar para todos lados. El partido no se juega en los despachos”.

“Hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse en la vida” argumentó durante su discurso de despedida, en un ejercicio de congruencia hasta el final, de quien durante su mandato y posición de poder fue conocido como el presidente más pobre del mundo, sentencia a la que él respondía con filosofía al decir que no podía vivir de manera diferente a como lo hacían la mayoría de los uruguayos: “Creo que los gobiernos, los presidentes, se deben expresar en toda la tonalidad de su vida, en su lenguaje, en su modo de ser, en su modo de vestir, en las relaciones públicas, como vive su pueblo”.

A este señor lo admiro, por su esencia humana producto del aprendizaje de lo cotidiano y de lo relevante cuyo discurso vuelvo a citar porque no tengo palabras de parafraseo para decirlo de manera más clara que él: “triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”. Así que usemos el tiempo para triunfar a través de la resiliencia, esa condición que en este contexto urge, y a la que vale la pena destinar nuestras horas y minutos de vida que aún disfrutamos.