Lo que está en juego
Por Rosa Eugenia García Gómez
El periodismo es apasionante, que le pregunten a García Márquez por qué él así sentenció a esta profesión como de profundo sufrimiento, pero que en el sino de revelación de lo que los poderosos pretenden ocultar, lleva la recompensa de lo que a la sociedad le sirve conocer para actuar en consecuencia.
Jade Ramírez y Julio Silva, ambos ganadores en diferentes ocasiones del Premio Jalisco de Periodismo, estuvieron en este Sur de Jalisco para platicar con estudiantes y profesores acerca de la importancia de la aplicación de protocolos de autoprotección ante el riesgo latente y constante que enfrentan los profesionales de la información.
Las cifras son lapidarias, tanto como su significado. 9 hombres y mujeres periodistas asesinados en lo que va del año, ni siquiera vamos a la mitad de este 2022 y ya se superó la cifra total del 2021. ¿Qué hacemos entonces?, ¿dejamos la cámara y la pluma?, ¿nos escondemos en nuestras casas?, ¿cerramos las carreras de Periodismo?
La respuesta en el aire la sabe usted que me lee: no podemos ceder. La humanidad nunca se ha callado ante los más atroces crímenes de guerra, y esta guerra, como la misma Jade lo dijo, que nosotros no empezamos, nos desafía, pero no para sumirnos en silencio, porque ciertamente, como lo dicen los carteles que ella distribuyó entre la concurrencia, “Matando periodistas no se mata la verdad”.
A esta guerra, que se lleva entre los pies a mujeres, a niños, a migrantes, a pobres, a jóvenes, también se lleva a periodistas y por eso debemos acudir preparados, pues la opción de callar y entregar el país, no se acepta.
El y la periodista son servidores públicos no como empleados de gobierno, sino porque la materia prima que se emplea es la información, esa que una vez que llega a la imprenta, a la emisión audiovisual, que se hace ondas sonoras, o forma parte de la última actualización de la página multimedia, se libera y entra en el terreno de lo que todos y todas deben y merecen saber.
Por eso los periodistas han de cuidar su profesión como portadora del bien público que es. Al actuar con ética, al reflexionar en el colectivo sobre la importancia del autocuidado, al aplicar protocolos, al ser solidarios con sus colegas, al entender que la primera herramienta del informador es la persona misma, esa que merece un espacio para el respiro sanador, para luego… luego seguir adelante, y continuar con la misión. No es poco lo que está en juego. Sólo un país, su libertad de expresión y su derecho a la vida plena.
Rosa Eugenia García Gómez
Coordinadora de la Licenciatura de Periodismo en el Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara.