Lluvias y elecciones
Rosa Eugenia García Gómez
Llegó la primera lluvia de junio, esa que anuncia el próximo verano y con ella, se antojan también cambios significativos en varios sentidos, pero que esperemos, que, como el agua sanadora, las condiciones nuevas también sean benéficas.
Con este mes húmedo que roza el medio año llegaron estudiantes a los espacios universitarios y como el agua que revitaliza, los y las jóvenes nos contagiaron con su leve bullicio, que en este caso era por la oportunidad de algunos conocerse, otros de verse ahora en vivo, sin pantalla de por medio; de escucharse y verse de cuerpo entero y recordarles que los otros sí existen el resto del tiempo más allá de las sesiones virtuales.
Pero hay también otros cambios en puerta que ojalá se vean igualmente influenciados de manera positiva. El domingo 6 de junio los que contamos con más de 18 años tendremos la oportunidad de ejercer el sufragio, ése que nos cita cada tres y seis años. Ése momento anhelado para sí por los contendientes de las fuerzas políticas. Ése contadísimo espacio en que cada persona, sin que nadie se entere, decide dar su aval o su oportunidad a la promesa de un efectivo y honesto ejercicio gubernamental.
Las campañas son eso, procesos que tienen como objetivo conseguir un fin preciso por un tiempo determinado, y en caso de las políticas, relativamente corto. Mi consejo para quien busca ejercer un voto reflexivo es no confiarse totalmente de los mensajes de campaña, sino en los antecedentes: de quienes ya han sido parte del gobierno y su actuar; y de quienes debutan, de sus conexiones con actores particulares, esos que pueden dar indicios de posibles intereses. Cada quien decide con qué intereses es afín o no.
Informarse ya no es tan sencillo como antes, pues ahora el flujo es diverso, abundante e incluso de contenidos contradictorios. Lo mejor es asegurarse de la fuente. Sí, igual que con los mensajes políticos, asegúrese del origen de su consumo informativo y de las tendencias con las que está vinculado. Además, es necesario analizar propuestas y estrategias, desconfíe del mensaje político que apela solamente a la vehemencia de declaraciones vacías y sin sustento… ¡uf! Dirá usted que lee, qué complicado votar. Sin embargo, es precisamente a esas dificultades que desalientan al pensamiento reflexivo a lo que le apuestan quienes quieren continuar en el poder, los que siempre se han beneficiado de él. Ellos que entre muros acusan a los votantes de ignorantes en temas políticos y hablan con desdén del pópulo, al que ahora, también temen.
Basta de agobios. Escuche la naturaleza y asúmase como ciudadano responsable, vote como usted quiera y en la primera oportunidad de lluvia benévola, permita que el agua fluya y se lleve con ella todo lo que merece desaparecer.