La escritora de negro
Rosa Eugenia García Gómez
Coordinadora de la Carrera de Periodismo en el CUSur
Han de disculpar el ánimo desolador de este escrito, pero el ambiente fúnebre de redes sociales, correos electrónicos y los pocos pasillos y calles que todavía recorremos cuando nos aventuramos a salir a cumplir con el cometido laboral o bien para comprar lo indispensable a fin de resolver la cotidianidad, nos enfrenta a un panorama gris.
En las últimas semanas al abrir el correo institucional que poseo, a veces un día sí y otro no, pero en ocasiones hasta dos veces en una mañana, me encuentro esquelas por la partida de algún colega o bien para dar el pésame por el fallecimiento de familiares de un miembro del entorno laboral cercano. Lo mismo pasa con el aumento de moñitos negros de luto en los perfiles de Facebook y los mensajes tuiteros de condolencias.
Entre las charlas que he sostenido de manera virtual o bien con algún conocido, ambos con cubrebocas y respetando la distancia sanitaria recomendada, han surgido las malas nuevas del fallecimiento de alguien. Incluso las comidas familiares de mi minitribu de cuatro integrantes me he sorprendido hablando cotidianamente de una persona que ahora ya no está en este mundo.
El humor negro que habita en mi tuvo la ocurrencia de que quizá sería buena oportunidad dedicarme a escritora de epitafios o de textos de condolencias… ahora están muy demandados.
He aquí algunos consejos, por cierto, con un cierto aire a los que les daba a mis alumnos de materias de redacción periodística:
No usemos frases hechas, digo, hay tanta demanda que a veces parece que las condolencias vienen de un sello de goma. Quizá hay que ponerse creativos y a la vez que damos el mensaje de nuestra solidaridad por la ausencia repentina de una persona cercana también recordemos algún detalle lindo que dé aliento a su familiar.
No hay que ser perfectos en la redacción, pero sí sentir desde el corazón lo que externamos, eso ayuda a arropar las almas que enfrentan el dolor del desapego inesperado.
Antes de escribir tómese unos minutos para pensar ¿qué me gustaría me dijeran si enfrentara un acontecimiento similar? Y entonces mostremos la capacidad de cercanía humana, a pesar de la distancia sanitaria, el calor de unas palabras sentidas puede quizá desbaratar el hielo atroz que cubre a los corazones solitarios por una ausencia terrible, como la que desgraciadamente muchos padeceremos en esta pandemia.