La época de la resiliencia
Rosa Eugenia García Gómez.
Hay una convicción de origen oriental del respeto y admiración que hemos de tener por los objetos que muestran en su apariencia física reparaciones, donde son visibles las grietas y reconstrucciones cubiertas por el polvo de años luego de los incidentes de roturas y resquebrajamientos.
Una pieza de cerámica que muestra estas características representa el dolor y los sucesos problemáticos que se enfrentan, pero que, a pesar de tales vicisitudes, se reconstruye, cambia en su apariencia y cumple con su función, sea la de ambientar un espacio, y en el caso de las personas, la de continuar para alimentar la historia de vida que cada quien quiera escribir.
Esta es una época de resiliencia. La enfermedad amenazante, el confinamiento, las dificultades económicas y de socialización, de vacunas y procesos de aplicación, de familias que quedaron incompletas, de amigos que ya no están, todas son condiciones que representan aflicción y un cambio de los modos de resolver la vida… y aquí seguimos, buscando cómo adecuarnos al escenario que se nos enfrenta.
A mis estudiantes universitarios les pedí en un ejercicio académico de formación integral que escribieran algunos párrafos de un texto que iniciara así: “Soy resiliente porque…” y me encontré verdaderas lecciones de vida, pero lo más importante es que muchos de nosotros hemos aprendido a salir avante de las dificultades que hace un par de años ni siquiera podríamos haber imaginado, a ser creativos, a ser más solidarios, a ser mejores personas.
Los invito a ustedes amables lectores a que hagan ese ejercicio y se digan frente al espejo por qué son resilientes y encontrarán el gran valor y capacidad de reinvención que han desarrollado… y por eso, son también dignos de admiración, como lo es esta humanidad antes inimaginada.