Esta no es una escuela

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Una computadora no es escuela. Está bien partir de ese principio. También vale la pena tomar en cuenta que la población mexicana arrastra décadas de desigualdad social y económica. Un tercer principio a considerar en este berenjenal educativo, es que un salón de clases es un espacio diverso en cuanto a ideas, motivaciones, problemas y formas de aprender. Lo es siempre.

Este lunes millones de estudiantes y profesores enfrentarán el reto de aprender y enseñar en un ambiente de aula no presencial. Vale la pena recordar que la estimación de la UNESCO es que 90% de las escuelas del mundo se encuentran en la misma situación.

Durante las últimas semanas los profesores hemos contestado cientos de veces la misma pregunta “¿cuándo regresamos a clases?”. La respuesta es que regresamos hoy, lunes 20 de abril, luego del periodo vacacional de semana santa. No volvemos al edificio que tiene un patio, un asta para la bandera, canchas y una cooperativa donde venden deliciosas tortas de jamón. Pero sí a clases.

Las autoridades educativas, tanto federales como de Jalisco, coincidieron en la necesidad de mantener estrategias de educación a distancia, entre ellas las que han recibido mayor atención han sido los canales de internet. Es una posibilidad, pero no es la única, en un momento regreso a esta idea.

Una computadora no es una escuela, como un salón de clases por sí solo tampoco enseña. Para ser una escuela, falta la acción de un profesor que con intenciones pedagógicas haga vivir a sus alumnos experiencias de aprendizaje. Para que un espacio físico o virtual sea una escuela, hace falta que un grupo de alumnos tenga la voluntad de participar en esas experiencias e incorpore a su vida los conocimientos, habilidades y actitudes que esa vivencia le dejó.

El uso exclusivo de los canales de internet condena a un sector de la población a no acceder al derecho fundamental de la educación, es verdad. A saber, datos publicados por el INEGI el 17 de mayo del 2019 (Día Mundial del Internet), calcularon que casi 7 de cada 10 mexicanos utiliza la red. Pero México es un país mayoritariamente urbano, y en las zonas rurales hay alumnos de los que no nos podemos olvidar, en este entorno, solo 4 de cada 10 acceden a este recurso.

La misma estadística encuentra una relación entre el nivel de escolaridad y el acceso. Para no repetir la información dejo la gráfica que publicó El Economista.

El Modelo Educativo vigente en México reconoce 14 Principios Pedagógicos que orientan el actuar docente: “Propiciar el aprendizaje situado” es el séptimo, mientras que “Apreciar la diversidad como fuente de riqueza para el aprendizaje” es el número trece. Lo que significa que en esta situación no podemos olvidarnos ni de la barra verde, ni de la azul de la gráfica.

Significa que más que nunca los profesores estamos llamados a reconocer el contexto y características de nuestros estudiantes, para diseñar estrategias lo más significativas posibles. Para los que tienen acceso a internet, debemos de ser capaces de ofrecer experiencias de aprendizaje con todos los insumos y fortalezas del sistema, sin olvidar que la tecnología no sustituye a la pedagogía.

Una computadora no es una escuela, pero evitar utilizar estos recursos por apatía o porque un sector del grupo escolar no tiene acceso, es también un acto que no responde al compromiso ético de la profesión.

La acción debe complementarse con estrategias que traten de alcanzar a quienes no tienen acceso a internet. Y ahí las opciones son tan variadas como son los propios contextos escolares. No atender a este sector, es también una condenable falta ética. No existe una sola estrategia que por sí misma, resuelva todos los problemas. Y sobre los docentes se ha dejado de muchas formas el peso de diseñar e implementar esa variedad de estrategias. Todas tienen el mismo punto de partida: el interés de aprender y el compromiso de enseñar.

No se trata de preferir que los alumnos repitan el curso o que vayan a clases en verano. La pandemia tendrá afectaciones innegables en el aprendizaje de esta generación, de lo que se tratan estas estrategias es de mitigar esos daños, de evitar que sean mayores. No alcanzará, es un hecho. Ameritará esfuerzos extraordinarios ahora, y también de regularización el próximo ciclo.

“Decidir en la incertidumbre y actuar en la urgencia” describió Perrenoud a la acción docente. Lo peor es hacer nada.

Carlos Efrén Rangel

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el ITESO. Maestro en Educación Básica por la UPN. Profesor de Español en Secundaria en la SEJ, y en la Secundaria Autlán. Profesor de Postgrado en la UPN 143. Editor de El Puente. Fue periodista durante 15 años.

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