José Lorenzo Guzmán Jiménez

Homilía del 4º domingo de adviento 2011

Escuchar la Palabra

Textos: 2 Sam 7, 1-5. 8-12. 14. 16; Rm 16, 25-27; Lc 1, 26-38.

En este domingo, el último antes de la Navidad, se nos ofrece la figura de María de Nazaret como modelo de creyente en Dios. Ella escuchó su Palabra, la reflexionó, la aceptó y la puso en práctica, como le expresó al mensajero de Dios: “cúmplase en mí lo que me has dicho” (Lc 1, 38). Eso no solo lo dijo ante el ángel sino que lo realizó durante toda su vida. Hoy, de frente al testimonio de María, podemos revisar lo que hacemos ante la Palabra de Dios.

Homilía del 3er domingo de Adviento 2011

En este tercer domingo de Adviento aparece como personaje principal Juan el Bautista; aunque él no se ubica como el más importante, sino que se presenta siempre al servicio del Mesías. Dice el texto del evangelio que vino como testigo (Jn 1, 7). Un testigo da testimonio de algo o de alguien. En este caso, Juan da testimonio de Jesús, quien es presentado como luz. El Bautista no era la luz, sino testigo de la luz (v. 8). Así se ubica al responder sobre su identidad.

Homilía del 2º domingo de Adviento 2011

“Preparen el camino del Señor”

Textos: Is 40, 1-5. 9-11; 2 Pe 3, 8-14; Mc 1, 1-8.

En este segundo domingo de Adviento resuena la invitación de Isaías, retomada por Juan el Bautista: “Preparen el camino del Señor” (Mc 1, 3). El Señor se acerca, viene a nuestro encuentro y necesitamos estar preparados para recibirlo. Hoy llega a nosotros en la Eucaristía hecho Pan. En la Navidad recordamos y celebramos su primera venida a nuestro mundo, hecho carne en el vientre de María. Como Iglesia nos preparamos a su segunda venida: “Ven, Señor Jesús”.

Homilía del 1er domingo de Adviento 2011

"Velen"

Al comenzar el tiempo de Adviento, el Señor Jesús nos dice: “Velen” (Mc 13, 33). Esta es la actitud propia para el tiempo de preparación para la Navidad. Esta debe ser la actitud de la Iglesia todo el tiempo hasta la segunda venida de Cristo. El color morado significa y nos recuerda el mandato de Cristo de velar y estar preparados. ¿Cómo hacer nuestra preparación en medio del ambiente de violencia en que vivimos? ¿Cómo mantenernos en vela de frente al consumismo?

Homilía del domingo de Cristo Rey 2011

“Conmigo lo hicieron. […] tampoco conmigo lo hicieron”

Textos: Ez 34, 11-12. 15-17; 1 Cor 15, 20-26. 28; Mt 25, 31-46.

“Conmigo lo hicieron. […] tampoco conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40. 45). Estas palabras de nuestro Señor Jesucristo dan la clave para entender y proyectar el mensaje del Evangelio que hemos escuchado este domingo en que lo celebramos como Rey del Universo. Sus palabras nos llevan a preguntarnos qué estamos haciendo ante su presencia real: cómo lo tratamos, si lo reverenciamos, qué cuentas damos de Él, que se nos presenta hoy reinando en sus tronos.

Homilía del 33er domingo ordinario 2011

“Siervo malo y perezoso”

Textos: Prov 31, 10-13. 19-20. 30-31; 1 Tes 5, 1-6; Mt 25, 14-30.

“Siervo malo y perezoso” (Mt 25, 26). Así llamó el señor de la parábola al servidor que escondió el talento y no lo puso a trabajar, a diferencia de los otros dos que duplicaron los talentos que su señor les encargó. Ellos fueron llamados por eso siervos buenos y fieles. ¿No serán para nosotros esas palabras dirigidas al tercer trabajador? Hemos recibido como encargo ir por todo el mundo a anunciar el Evangelio, ¿y qué estamos haciendo con Él? ¿Lo estamos multiplicando?

Homilía del 32º domingo ordinario 2011

“Estén preparados”

Textos: Sb 6, 12-16; 1 Tes 4, 13-18; Mt 25, 1-13.

“Estén preparados” (Mt 25, 13). Con estas palabras termina Jesús la parábola de las diez jóvenes invitadas a un banquete de bodas. Es un mandato para sus discípulos de todos los tiempos, no solo para quienes lo estaban escuchando en aquella ocasión. Jesús, que es el esposo, volverá un día. Esa es la promesa. Por eso sus discípulos y discípulas tenemos que estar siempre preparados con nuestras lámparas encendidas y con más aceite para que no se nos apaguen.

Homilía del 31er domingo ordinario 2011

“Que el mayor de entre ustedes sea su servidor”

Textos: Mal 1, 14-2, 2. 8-10; 1 Tes 2, 7-9. 13; Mt 23, 1-12.

“Que el mayor de entre ustedes sea su servidor” (Mt 23, 11). Esta es la enseñanza de Jesús en el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar. Lo dice para aclararnos cómo tenemos que vivir sus discípulos y discípulas. El de Jesús es un estilo de vida que contrasta con la manera de pensar y vivir de los escribas y fariseos. El estilo de vida refleja lo que se piensa, las opciones que se tienen, lo que hay en el fondo del corazón. Jesús nos invita a vivir como hijos de Dios.

Homilía del Domingo Mundial de las Misiones 2011

“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”

Textos: Zac 8, 20-23; Rm 10, 9-18; Mc 16, 15-20.

“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio” (Mc 16, 15). Este mandato de Jesús a los Once resume el ser y el quehacer de la Iglesia. La Iglesia está entonces para evangelizar. Para eso es y eso tiene que hacer siempre, no más. Con el texto del Evangelio, proclamado en este Domingo Mundial de las Misiones, se nos recuerda una vez más nuestra tarea como miembros de la Iglesia: si recibimos el Bautismo y la Confirmación fue precisamente para evangelizar.

Homilía del 29º domingo ordinario 2011

“¿De quién es esta imagen?”

Textos: Is 45, 1. 4-6; 1Tes 1, 1-5; Mt 22, 15-21.

“¿De quién es esta imagen?” (Mt 22, 20). Esta pregunta orienta el texto del Evangelio que acabamos de escuchar y la respuesta que Jesús da a aquellos hipócritas que le preguntan si es lícito o no pagar el tributo al César. El emperador romano se había apropiado el lugar de Dios, al grado de tener grabado en las monedas su propia imagen con la inscripción: “Tiberio César, Hijo augusto del Divino Augusto. Pontífice Máximo”. Así estaba diseñada la moneda del tributo.

Homilía del 28º domingo ordinario 2011

“No quisieron ir. […] No hicieron caso”

Textos: Is 25, 6-10; Flp 4, 12-14. 19-20; Mt 221, 1-14.

“No quisieron ir. […] No hicieron caso” (Mt 22, 3. 5). Así describió Jesús la actitud de los invitados principales al banquete que el rey preparó para celebrar el matrimonio de su hijo. En cambio, muchos que no estaban ni siquiera invitados a esa fiesta llenaron el salón. Con esta parábola, Jesús nos describe la dinámica del Reino de Dios al que todos y todas estamos invitados a participar. Aunque para poder participar en la vida del Reino se exige una opción de vida.