Homilía para el Viernes Santo 2023
Jesús, siendo el Sumo Sacerdote, aprendió a obedecer padeciendo. Su sacerdocio no fue cultual sino existencial.
Jesús, siendo el Sumo Sacerdote, aprendió a obedecer padeciendo. Su sacerdocio no fue cultual sino existencial.
Hay de entregas a entregas, sobre todo tratándose de la vida. Fue diferente la de Judas a la de Jesús.
Caminemos unidos al Rey pobre y a la multitud que lo aclamaba: “¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
Dios ama la vida. Esto que afirma el autor del libro de la Sabiduría (cf. 11,26), aparece bien claro en los textos que se nos ofrecen para la celebración de este domingo.
En los temas cuaresmales hemos ido descubriendo que los bautizados, teniendo que hacernos como el ciego curado, casi siempre estamos como aquellos fariseos: vemos, pero no miramos ni contemplamos; oímos, pero no escuchamos.
La Palabra de Dios hoy tiene como referente la necesidad del agua.
Dios nos pide hoy que transfiguremos nuestra vida, no sólo la personal, sino la de las familias, las comunidades, la Iglesia, la sociedad, la Casa común, para que en ella resplandezcan la imagen de Jesús, la vida de Dios, la armonía de la Creación.
El diablo tiene sus tretas para hacer caer a la gente en la tentación, para que rompa la relación con Dios, la dinámica de la hermandad entre personas y la armonía de la Casa común.
Les compartimos los temas para la Cuaresma. Son sobre la escucha mutua. Ojalá les ayuden...
Jesús nos muestra el camino para ser hijos e hijas del Padre: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odia y rueguen por los que los persiguen y calumnian”.
Dios nos hizo libres, pero nos dio el referente para vivir la libertad: sus mandamientos. Nos los dio para que vivamos como hermanos.
Jesús es la Luz del mundo. Su vida fue un continuo iluminar las situaciones de sufrimiento provocadas por el pecado, la enfermedad, el hambre, la muerte.