La información y libertad de expresión
Las cinco agendas de reflexión: quinta parte
Por: Jorge Rocha
El derecho a la información y la libertad de expresión son dos derechos básicos y claves para el desarrollo de una democracia y para la vida social en general. En este campo es indudable que los cambios generados por las tecnologías de la comunicación y de la información, han modificado de forma radical los llamados consumos de medios, la forma de producir noticias y la manera en que se debaten los temas en la opinión pública. Se mantienen los medios masivos tradicionales como la prensa escrita, la radio y la televisión; pero se agregaron los portales de internet, las redes sociales y los blogs; que generan una oferta muy amplia de datos e información sobre la vida pública.
La pandemia provocada por la expansión del COVID-19 puso nuevamente sobre la mesa varias necesidades: primero contar con información de calidad para la toma de decisiones en diferentes ámbitos de la vida; en segundo lugar desarrollar espacios de debate público que generen elementos de discernimiento para comprender mejor el entorno y lo que pasa en él; también lograr que todas las voces y perspectivas sean escuchadas y con ello detectar todas las necesidades que tienen las personas; y por último construir espacios donde las soluciones a los problemas puedan ser discutidas y se puedan dar a conocer para poder replicarlas como estrategias efectivas y eficaces.
Frente a estas necesidades, varios especialistas en los campos de la comunicación política afirman que estamos viviendo, además de la pandemia del COVID-19; una infodemia que no ayuda al logro de los propósitos anteriormente descritos.
Este proceso, desde mi punto de vista, podríamos caracterizarlo de la siguiente manera:
La propagación de información falsa que busca generar pánico y miedo en las personas con la finalidad de generar filias y fobias políticas frente a distintos actores socio-políticos. Este tipo de pseudo información utiliza como vehículo de propagación las redes sociales y habitualmente no cuenta con fuentes oficiales o fidedignas que sustenten sus afirmaciones, incluso muchas de ellas ni siquiera tienen un autor.
Otro de los efectos nocivos de esta infodemia es, por un lado minimizar situaciones que ameritan una atención especial; o maximizar hechos que no son relevantes, pero que se hacen ver como situaciones de gran relevancia. La incapacidad de ponderar adecuadamente un hecho y; por lo tanto, darle su debida atención, es otra de estas situaciones que contribuyen con la desinformación.
Como se ha dicho en otros momentos, la polarización política es otro de los factores más perturbadores de esta infodemia, ya que es una forma de generar información que tratan de legitimar y valorar de forma positiva cualquier tipo de acción que realiza un actor político; y a la vez, condena todas las acciones y posturas que tienen sus adversarios. Este proceso suele dejar “en medio” de las discusiones a los ciudadanos que por esta razón tienen pocos elementos para valorar de forma adecuada el desempeño de la clase política.
Otra de las formas que no ayudan a construir un ambiente de información de calidad, son las comparaciones mal intencionadas entre territorios y entre países, donde se busca justificar que se actuó de forma correcta en la pandemia, o que intenta descalificar las estrategias de adversarios políticos. Es común que se hagan este tipo de comparaciones cuando los elementos que se confrontan son incomparables por que las condiciones y los entornos de los casos son distintos.
En esta pandemia hemos sido testigos de la descalificación de posturas críticas por parte de la clase política, frente a señalamientos a situaciones o hechos que claramente se tienen que investigar o cuestionar. No es nuevo que el ejercicio pleno de la libertad de expresión sufre embates que ponen en riesgo a nuestra precaria democracia y es necesario redoblar esfuerzos para que este derecho tenga vigencia en nuestro país.
La crisis sanitaria del COVID-19 colocó la necesidad de contar con información suficiente y de calidad como un derecho fundamental de la sociedad.
La nueva realidad
PD1. El día 31 de mayo terminó la Jornada Nacional de la Sana Distancia y tanto en México, como en Jalisco se empiezan a reanudar algunas actividades sociales y económicas. Es necesario que todas y todos sepamos que no es un regreso a lo de antes; y que las medidas sanitarias deberán mantenerse por mucho tiempo más.
PD2. Está claro que tendremos que aprender a vivir en esta nueva realidad y por lo tanto el cuidado propio y de los demás, será una actitud que deberá prevalecer de aquí en adelante.
Dr. Jorge Rocha Quintero
Dr. Jorge Rocha Quintero. Académico del ITESO. Colaborador de El Puente. Escribe en revistas y medios de Jalisco y de la Compañía de Jesús. Le va a Atlas aunque ganen.